miércoles, 30 de marzo de 2011

Julen Madariaga: "La lucha armada sirvió para despertar al pueblo vasco"


La semana pasada tuve la suerte de presenciar en directo una charla de Julen Madariaga, uno de los primeros dirigentes de la banda terrorista E.TA... En ella explicó básicamente dos temas. La fundación de ETA y el por qué Madariaga acabó reconociendo durante los años 1993 y 1994 que ETA había perdido la batalla y tenía que dejar las armas definitivamente. Ahí va lo que dio de sí su testimonio.

Partimos de que Julen Madariaga acompañó a su padre en el exilio en Chile durante la Guerra Civil Española. Su regreso a Bilbao fue en 1942. “Soñaba con el regreso a la tierra prometida. A la tierra vasca. Tenía una película de color en mi cabeza y a mi llegada lo vi todo en blanco y negro. Me di cuenta de que la sociedad, nuestro pueblo, estaba vencido, derrotado por la guerra. Era un pueblo sometido y pisoteado. Había miedo a hablar. La gente no alzaba la mirada, como los judíos delante de un oficial de las SS”.

Fue entonces cuándo Madariaga empezó a pensar que “tenemos que dar la vuelta a la tortilla. Deshacer el complejo de inferioridad. Les teníamos que hacer vulnerables. Tenían que saber que éramos capaces de matar. Tardamos mucho hasta que decidimos dar el salto”.

Madariaga da dos razones básicas para actuar con violencia. “Para defendernos a nosotros mismos y para dar moral a nuestro pueblo. El primer día que desarmamos a una pareja de la Guardia Civil fue un momento de euforia. Rompimos el círculo vicioso”

A partir de 1960-65 hasta 1980 “hay una evolución. Poco a poco nos ponemos en la posición de un pueblo aplastado y que quiere sacarse esa opresión. Teníamos que contestar a la policía con sus métodos. No hacerlo sería incrementar la desigualdad. Era el Imperialismo Franquista. El hecho de acabar con el monopolio de la violencia, eso les inquietaba y no lo podían tolerar”.

Pero Madariaga y la resta de dirigentes de la banda eran conscientes de que “antes de empezar con la violencia ya sabíamos que tendríamos que hablar con el enemigo. Pero así les obligábamos a sentarse y hablar. Es raro que la violencia termine directamente con la independencia”. Madariaga reconoce que “el primer diálogo ya es una victoria enorme, porque me reconoce como interlocutor”.

En este punto viajamos hasta las elecciones de 1993 dónde “los abertzales consiguieron unos resultados muy bajos y el pueblo vasco empezaba a preguntarse si eran necesarios los tiros para recuperar nuestra identidad. Teníamos el ejemplo de la caída del muro de Berlín, la reunificación de Alemania y el principio de autodeterminación.

Empezamos a hablar de todo esto con mis compañeros. Con esto habíamos dado por terminado el ciclo de la violencia. La lucha armada sirvió para despertar al pueblo vasco. Hasta entonces había sido benéfica pero en ese momento se había vuelto contraproducente”. Madariaga justifica el fin de la violencia con esta frase. “Lo que valía en el 60 no valía en el 90”.

En 1995, Madariaga abandonó Herri Batasuna, ya que la formación se negó a pronunciarse públicamente en contra del asesinato del dirigente del Partido Popular en Guipúzcoa, Gregorio Ordóñez.

En 2001, Madariaga se adhirió a los postulados de Aralar, una corriente interna de Euskal Herritarrok favorable al fin de la violencia. En el 2002 se convirtió en un partido político independiente.

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