jueves, 22 de agosto de 2013

Alaska, la última frontera

Desaparecido en el mundo. En la última frontera. Allí dónde deseabas estar. Tú, una sola compañía y naturaleza. Montañas, nieve, glaciares y fauna. Una sensación de paz e inmensidad irrepetible. Las aguas de un río empiezan a abrirse paso entre el hielo acumulado de un largo invierno frío. Un grupo de jóvenes lo contempla mientras se intentan calentar las manos con una pequeña hoguera. Llueve finamente pero es una delicia dejar penetrar ese aire frío en tu cuerpo.

Una pequeña taberna se llena de conversaciones sobre la vida y el tiempo. Regadas con cerveza y sopa caliente. Sonrisas y algún que otro lamento. Pero se espantan los malos augurios con un brindis y una mirada de complicidad. Son casi las doce de la noche pero la luna se resiste a visitarnos. Es muy tímida y no tiene ganas de jugar. Ella prefiere dormir en verano.

Una carretera cubierta de nieve nos adentra en las entrañas del fin del mundo. Las montañas cargadas de ese polvo blanco nos saludan. Quieren que estemos allí y al final se muestran con todo su esplendor. Completamente desnudas. Sin ninguna sábana de nubes. Gracias. Emoción y felicidad. Unos sentimientos que no quiero que se marchen de mi interior. Y más aún al poder contemplar esas tundras. Kilómetros blancos de nada pero que conforman el paisaje más bello que existe para los sentidos. Y doy gracias por estar solos. Es nuestro momento para saborearlo y guardarlo con candado en nuestra retina y memoria. Pero de repente nuestra compañía se ve interrumpida. Nos olvidamos que no estábamos solos. Rodeados de los habitantes de este paraje. Los animales. Ciervos, alces y otros pequeños nos hacen un guiño y nos invitan a sus casas siempre y cuando les respetamos. Lástima que ese día el jefe de todos aún parece que duerme. Es un poco perezoso el oso.

Que placer poder caminar por el manto blanco y sentir cómo el frío te acaricia el rostro. Tú ríes, ella te abraza. Y todo se paraliza. Felicidad dicen que se llama.

A nuestro paso nos encontramos pequeños pueblos que empiezan a despertarse con el fin del invierno con la compañía de los rayos del sol. La gente nos saluda y muestran su simpatía. Los otros habitantes del lugar. Un placer hablar con ellos mientras sostienes una taza de café caliente. Porque sus historias te dejan, una vez más, helado. No quiero ni imaginar cómo es vivir repetidos inviernos ahí fuera, en una casa de madera, sin electricidad ni agua y con la sola compañía de tu perro. Mis respetos y mi admiración.


Un contraste con el ritmo de la ciudad. No nos queremos ni parar. Queremos descubrir más el lado salvaje y natural. Y así llegamos a un precioso pueblo que nos regala una de las postales con más contraste y belleza. Imaginaros el Océano rodeado por gigantes montañosos con nieve en sus cumbres. Horas contemplándolo sentados en una playa. ¿Lo véis?

El último regalo emerge entre las aguas heladas del Pacífico. Dicen que son ballenas asesinas. A mi me parecen los animales más hermosos que he visto jamás. Un grupo de Orcas nos acompaña en nuestro viaje mientras delante de nuestros ojos un glaciar se va resquebrajando lentamente...

Alaska, la última frontera.

martes, 20 de agosto de 2013

Hasta siempre, Euskaltel

Euskaltel Euskadi se nos va. Era un fin anunciado que hoy se ha concretado. El equipo (con la firma telefónica cómo única patrocinador) ha dicho basta. No me quiero ni imaginar lo que deben pensar ahora mismo esos cientos de miles aficionados vascos que aman a su equipo y lo han seguido alguna vez de su vida por las carreteras norteñas y pirenaicas. Ellos, junto los corredores y todos los miembros técnicos del equipo son los principales afectados por esta muerte ya anunciada. A nosotros, los aficionados, sólo nos queda lamentarnos y darles nuestro pésame. Y utilizo palabras fúnebres porque el pelotón se quedará huérfano la temporada que viene. Es la pérdida de un ser querido y respetado tanto por la afición cómo los propios profesionales. 20 años en la carretera son muchos. Ni la historia ha permitido salvar al equipo más longevo.

Hacía mucho tiempo que se conocía la situación de ahogamiento del equipo. El cambio de filosofía trayendo corredores extranjeros para seguir estando en la élite puede haber sido el detonante final. Pero también la falta de apoyo de las instituciones y empresas privadas en los momentos claves para completar los 9 millones de euros de presupuesto para una temporada. 91 millones menos de lo que se quiere pagar por un solo jugador de fútbol.

El deporte español se está desvaneciendo. Todas las esperanzas se centran en los malditos juegos de Madrid, pero por el camino ya hay un reguero de víctimas importantes. Instituciones y clubes deportivos que ven cómo su futuro corre serio peligro mientras los que dicen ser amantes del deporte y comunicadores de él se centran y conforman en tragarse que Messi tiene nauseas y que Cristiano luce nuevo look. No se dan cuenta del drama que representa que un equipo como Euskaltel desaparezca. No sólo por la parte profesional sino también porque afectará a todo el ciclismo vasco y español. Con la desaparición de los naranjas podría verse seriamente dañado el proyecto de la Fundación Euskadi. El último trampolín que los chavales tenían para alcanzar el sueño del profesionalismo. Sin ello no hay esperanza. No hay ilusión. No hay ciclismo.

Sigamos echando la vista atrás en aquel maldito Tour del 98 y todos los posteriores. No enterremos nunca el tema del dopaje de aquella época...para qué? ¿Para no apostar por un futuro limpio? ¿Para no apostar por los jóvenes con proyección? ¿Para no apostar por un estilo de vida? ¿Una pasión?


Para Euskaltel Euskado ya es tarde. La Vuelta España será su despedida y ojalá los Samuel, Antón, Nieve etc... nos brinden un grandioso espectáculo y se marchen tocando el cielo ciclista teñido de naranja. El camino hacia él subiendo las montañas siempre lo ha estado. Y lo seguirá estando. No me cabe la menor duda. Pero al aficionado vasco le faltará su equipo. Su orgullo. Una parte de su corazón. 

Hace dos años escribí este post después de que Igor Antón ganara la etapa de la Vuelta España que acababa en Bilbao. Sin duda, uno de los momentos más emocionantes de los últimos años.

martes, 6 de agosto de 2013

El Pantani más personal

Hacía tiempo que quería abordar el mundo del "Pirata" Pantani pero hasta ahora no había tenido tiempo. Deseaba devorar la obra "Un hombre en fuga" traducida al castellano de la mano de la editorial Cultura Ciclista. Quería conocer la vida del Panta, sus inicios, su carrera, sus triunfos y derrotas y sobretodo el porqué de su fin. Este libro me ha transportado a su mundo y ahora siento mucha más admiración hacia su figura. Y mucha pena. Una profunda pena.

Su historia empieza cómo muchas otras. Un muchacho con pocos recursos pero que de repente, una bicicleta se cruza en su camino. El gusanillo del ciclismo le devora por dentro hasta que cumple su sueño de ser profesional gracias a su talento en las cumbres. Pantani fue y será un ídolo. Por su genio y personalidad sobre ruedas. Pero pocos conocían al verdadero Marco. Su familia y unos pocos allegados. El caso de su Mánager y amiga Manuela Ronchi, quién nos acerca su trágica biografía juntamente con el periodista Gianfranco Josti.

Un hombre débil que necesitaba demasiadas motivaciones para competir. Su amor por una mujer le hizo volverse demasiado loco en numerosas ocasiones. Acusaciones de dopaje, fraude deportivo incluyendo visitas a los tribunales. Malas influencias personales... demasiadas cargas para una mentalidad frágil que no pudo soportar el peso de la fama. La gloria de ser un ícono. Tenía la majestuosidad de un imponente castillo de arena. Pero esa arena, blanca, se lo llevó por delante arrastrado por un Tsunami. Cocaína era su nombre. Su único refugio en los días de desesperación. Un refugio que  no le pudo dar su amada bici, aquella que después de la temporada del 98' (la del doblete Giro Tour) se convirtió en una losa muy pesada. Ese año fue su gloria deportivo. El siguiente fue el inicio de su entierro profesional y personal. Durante la disputa del Giro del 99 en el que era líder, un control sanguíneo desveló unos niveles de hematocrito por encima de lo permitido. Il Pirata fue descalificado.

Panta se dejó ir y no pudo escalar esa montaña nevada. Un hombre en fuga nos conduce poco a poco por esta cumbre. Con curvas y pendientes de drama con porcentajes salvajes endurecidos aún más por el mundo ciclista. Con todo lo que conlleva. Aficionados, compañeros, directores y periodistas. En definitiva, una sociedad que nunca supo la verdad -o no quiso saberla- y sólo se quedó con sus casos de dopaje y su muerte por sobredosis. El morbo de la vida.  Si fuisteis admiradores del gran Marco no dejéis pasar la oportunidad de conocer su vida personal más allá de los focos mediáticos.